Viernes de Mujer Valiente: Entrada especial por mi invitado, Sylvain Reynard
Traducción de la entrada en inglés desde el blog de Tigris Eden – 30 de septiembre del 2016
Es un honor escribir sobre mi personaje valiente femenino favorito. Gracias Tigris por tan gentil invitación.
¿Qué hace que una persona sea valiente?
Algunas personas son valientes porque no tienen nada que perder; otras porque tienen convicciones tan fuertes que están dispuestas a arriesgarlo todo por lo que creen.
Raven Wood, la heroína de la Serie Florentina, trabaja en la Galería de los Uffizi en Florencia restaurando pinturas famosas. Ella es valiente por creer firmemente en la justicia y la compasión, al igual que por su convicción de que una buena persona no puede presenciar un crimen y quedarse de brazos cruzados.
He aquí una escena del primer capítulo de La Alondra:
Angelo era un sintecho que se pasaba los días y las noches mendigando. Raven se lo encontraba cada vez que iba o volvía de los Uffizi. Siempre se detenía a saludarlo y le daba alguna moneda o algo de comer. Sentía una especie de camaradería con él, ya que ambos usaban bastón para ayudarse a caminar. La incapacidad de Angelo se debía a problemas relacionados con la miseria, lo que aumentaba el sentimiento de compasión de Raven.
Mientras seguía caminando, paseó la mirada entre él y los borrachos y no pudo evitar que la asaltara una terrible sensación de miedo.
-¡Buenas noches, amigos! —exclamó Angelo. Su voz rasgó la húmeda oscuridad de la noche—. Unas monedas, por favor.
El tono alegre de su voz hizo que a Raven se le encogiera el estómago. Conocía perfectamente el cruel destino que sufría la esperanza cuando se dirigía hacia las personas equivocadas.
Empezó a caminar más deprisa, con los ojos clavados en su amigo, esperando no tropezar y acabar en el suelo antes de llegar. Cuando ya casi había alcanzado el puente, vio que Angelo levantaba los brazos y gritaba.
El más grande de los tres tipos estaba orinando sobre él. Angelo trató de apartarse, pero el hombre lo siguió, mientras los otros dos lo jaleaban.
A Raven no le extrañó lo que estaba viendo.
Angelo era un indigente, estaba sucio, era un tullido y se movía con lentitud. Cualquiera de esas cosas podía desencadenar la crueldad latente de algunos florentinos.
Sintió que las ganas de protestar le quemaban la garganta, pero no abrió la boca.
Debía intervenir. Lo sabía. El mal florece cuando la gente buena pasa de largo y calla cuando debería alzar la voz.
Raven siguió andando.
Estaba cansada tras un largo día en el trabajo y tras la velada en casa de Gina. Lo único que quería era llegar a casa, a su pisito de la piazza Santo Spirito. Pero no podía pasar por alto los gritos de Angelo ni las risas y los insultos de los hombres. El más grande de ellos acabó de orinar con una floritura y volvió a abrocharse los vaqueros. Sin previo aviso, levantó un pie y le dio una patada en las costillas a Angelo. Éste soltó un grito y se encogió en el suelo.
Raven se detuvo en seco.
Los otros dos hombres se unieron al primero, dando patadas e insultando a Angelo sin hacer caso de sus gritos. Mientras trataba de protegerse acercándose a la acera, Raven vio que le salía sangre por la boca.
-¡Ya basta! —gritó alguien en italiano.
Por un momento, Raven sintió alivio y una gran alegría pensando que alguien, quien fuera, acudía a rescatar a Angelo.
Pero su alegría se transformó en horror cuando los hombres se detuvieron y se volvieron hacia ella.
—Ya basta —repitió en voz mucho más baja.
Los hombres se miraron entre sí y el más alto hizo un comentario despectivo a sus compañeros antes de echar a andar en su dirección.
Mientras se acercaba, Raven se fijó en que tenía los hombros anchos y era más alto de lo que le había parecido. Tenía la cabeza rapada y calzaba botas. Cuando él le clavó sus ojos oscuros, Raven tuvo que hacer un gran esfuerzo para no echar a correr.
—¡ Largo! —le ordenó el hombre, haciendo un gesto despectivo con la mano.
Los ojos verdes de Raven buscaron a Angelo, que seguía ovillado en el suelo.
—Deja que lo ayude. Está sangrando —repuso.
El calvo miró por encima del hombro en dirección a sus compañeros. Uno de ellos le dio una patada en el estómago a Angelo, como para provocarla. Los gritos de su amigo llenaron los oídos de Raven, hasta que finalmente se hizo un silencio aterrador.
Con una sonrisa de depredador, el calvo se volvió hacia ella y señaló en la dirección por la que había llegado.
—Corre.
Reynard, Sylvain. Noches en Florencia, 2. La Alondra. Grupo Planeta.
Como pueden ver en esta escena, Raven siente miedo. Ella tiene una noción real de cuan peligrosa es la situación y está consciente de que al tratar de defender a un sin techo, está poniendo su propia vida en riesgo. Ella iba de regreso a casa, sola por las calles de Florencia, las cuales están casi desiertas. El riesgo personal al que está expuesta es considerablemente mayor ya que ella es discapacitada y depende de un bastón para caminar.
Sin embargo, su creencia sobre la dignidad que merece el hombre sin techo, y su derecho a vivir libre de intimidación o abuso, es mayor que su preocupación por su propio bienestar. Su compromiso con la justicia y la compasión hacen que eche a un lado su miedo.
La decisión de Raven de intervenir a favor del indigente tiene consecuencias. No les diré que pasa en la historia, pero si puedo revelar que hay consecuencias tanto positivas como negativas. Una de las consecuencias positivas es que como resultado de sus acciones ella conoce a su alma gemela, William, quien aprende a amarla profundamente, en especial por su naturaleza valiente y protectora.
Más adelante en la novela, William le pregunta a Raven porqué arriesgó su vida por defender a un sin techo.
Raven le responde que ella no podía quedarse sin hacer nada. Lo que ella quiere decir con esto, es que no hubiera podido vivir tranquila si hubiera ignorando el brutal ataque que estaba sufriendo el indigente.
Es esta realización que convierte a Raven en alguien valiente –no por su fuerza física o por tener poder, o por sus circunstancias. Sino porque su convicción y valentía la impulsaron a hacer lo correcto sin importar los riesgos.
Admiro mucho su carácter y disfruté mucho crearla. La comunidad de lectores en español ha creado una campaña que lleva como nombre #YoSoyRaven que nace de la solidaridad y la valentía que inspira este personaje.
La historia de Raven, que se encuentra en “La Alondra” y “The Shadow,” concluye con “The Roman,” último libro dentro de la Serie Florentina que será publicado el 6 de diciembre.
Gracias por leer.
-SR